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Ágora 17.Religión y democracia.

22 agosto 2009

Religión y democracia.

Religión y democracia.

La democracia no sólo ha traído la posibilidad de construir una sociedad desde sus actores, los ciudadanos. Por su parte, los ciudadanos, de manera individual, han tenido la posibilidad de mantener un espacio privado, donde ellos puedan conservar sus creencias y perspectivas sobre la vida. La separación de la esfera pública

Uno de los temas que constantemente atraviesa la ‘frontera porosa’ -causando problemas, conflictos, disgustos y, sobre todo, fracturas sociales-, ha sido la religión y su activismo político como institución.

Es muy cierto que la democracia clausuró con la modernidad, la fusión que existía entre política y normas religiosas pero, también posibilitó que los ciudadanos mantuvieran su fe en diferentes ritos y tradiciones divinas. Desde diversas posturas, escuelas de pensamiento y grupos religiosos, las distintas iglesias se debaten entre el poder particular que han logrado en la vida de los creyentes y el terreno que la secularización de la política les ha quitado en el espacio público, donde se construye la sociedad.

México en el nombre de Dios: Francisco Díaz Reyes

22 agosto 2009

PUEBLA, Pué.-Desde siempre la teología ha formado parte fundamental de la política, desde las culturas nómadas hasta las sedimentarias, no obstante lo anterior, nos enfocaremos plenamente en las relaciones político religiosas actuales, las que nos benefician o afectan directamente a nosotros, habitantes de este espacio temporal.

Resulta inverosímil creer que una institución de fe como lo es la Iglesia Católica tenga un Estado formado geográficamente y respaldado a nivel económico de una manera tan sólida como lo es la ciudad de El Vaticano.

México tuvo una ruptura en el pasado con el Estado Eclesiástico, sin embargo, desde Carlos Salinas de Gortari, se restablecieron estas relaciones diplomáticas al punto de que nuestro ilustre ex presidente Vicente Fox se hincó y besó el anillo papal en una visita del hoy finado Juan

Pablo II. Si lo vemos con fe resulta normal, bajo otra perspectiva, estamos hablando que el jefe de estado de México se inclinó a besar la mano de otro jefe de estado, cuando protocolariamente es incorrecto; es decir, resulta lo mismo que nuestro presidente bese la mano del papa, como que nuestro presidente se hinque y bese la mano de Ovaba, recordemos que son solamente dos jefes de estado que merecen recepciones diplomáticas y no baños de fe.

El Partido Acción Nacional, históricamente se ha

Considerado como “el mocho”, el católico creyente, el que da gracias de las elecciones en la Basílica de Guadalupe y es el que hace una que otra petición ahí. La pregunta que me surge: ¿Deben la Iglesia y sus dirigentes, influir a tal grado en la política?, mi respuesta definitivamente es un ¡no!, no debemos permitir que existan situaciones como ésta, que definan el curso de nuestra política, nuestros dirigentes deben hacer política no teología

Sin embargo, los favores en la política se cobran y como hemos visto, padres pederastas absueltos por autoridades, también hemos visto políticos divorciados “en el nombre de Dios” (cosa que la religión católica no permite), así pues nos podemos dar cuenta que, con lo que hemos topado es con un par de clanes organizados para ayudarse y “taparse” en sus problemas públicos.

Si ustedes van al templo, van a la casa de Dios para estar en contacto con él, no van ahí para que una persona (sacerdote, obispo, arzobispo o cardenal) les hable de política, ¿por qué los dirigentes eclesiásticos opinan sobre política? Si bien estoy de acuerdo en que ellos creen su propia opinión, no deben exteriorizarla cuando están investidos de un cargo que como el código civil lo menciona “puede influir directamente en las decisiones de sus feligreses”, los curas y sus superiores deben dedicarse

a lo que su puesto exige, no deben de tomar funciones que no les corresponden, o ¿qué le seguirá? ¿Senadores que den misa desde sus curules.

Zapatero a tu zapato, algún día el odiado por Acción Nacional, Benito Juárez, oriundo de Oaxaca, dio un gran paso con las leyes de Reforma, no retrocedamos por favor, no perdamos lo que hemos ganado, no regresemos a una política marioneta de la religión. Tenemos derecho a tener una religión y a tener un gobierno, como líneas paralelas, que por definición no podrán tocarse por mucho que se prolonguen.

La iglesia en la nueva democracia mexicana: Gonzalo Flores Castellanos

22 agosto 2009

VERACRUZ, Ver.- En los últimos procesos electorales se ha puesto especial atención a las declaraciones de los voceros, semanarios y jerarcas de la Iglesia Católica en lo que respecta a cualquier alusión que pueda contener un aspecto político.

Esta intromisión, como dicen algunos, es un aspecto de la libertad religiosa que Debe defenderse, no hablaré de las demás religiones (judaísmo, islamismo) porque No son tan significativas en nuestro país, ni tampoco de las denominaciones religiosas Cristianas que a partir de los cismas han encontrado nichos importantes en nuestro País (adventistas, testigos de Jehová, mormones, etc.) porque no soy experto en sus Doctrinas, pero sí conozco la católica.

Dice el adagio que como “sólo se ama lo que se conoce, y cuanto más se conoce a Dios, más se le ama” es fundamental para el cristiano no quedarse en lo que tradicionalmente se sabe de la iglesia o de los sacramentos (el catecismo clásico que se aprende en la primera comunión), son pocos los católicos que van más allá de la doctrina y estudian o conocen la historia, los documentos y la filosofía de la religión en temas sociales.

La Iglesia Católica tiene una serie de escritos, derivados de las sagradas escrituras, pero también de la tradición de los estudiosos de la doctrina cristiana que han compilado alrededor del tiempo una doctrina social, esta es la que los católicos debieran conocer para tomar una postura frente a temas sociales determinantes, como la política, la pobreza, los derechos humanos, sistemas económicos, la familia, etc. Se puede consultar electrónicamente (http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20060526_compendio-dottsoc_ sp.html

Hace apenas unos años, en el 2006, se publicó el primer compendio de Doctrina Social Cristiana que se presentó en el Vaticano y se tradujo en todos los idiomas. El tema de la democracia es abordado desde múltiples perspectivas y puede aclarar muchas dudas a los escépticos en sus opiniones sobre la iglesia en esta forma de gobierno.

En el capítulo VIII, el rasgo más importante a resaltar es la confirmación que hace la iglesia sobre la adjudicación de “persona” al ser humano, capaz de elegir a través del don de la libertad. Lo que nos convierte en un ser que participa activamente y de manera fructuosa en las decisiones políticas, como se aprecia es un discurso del “deber ser” pero la doctrina busca que la democracia sea participativa mediante estructuras de la sociedad civil.

En nuestro país somos muy raros en cuanto a los temas comunes de la Iglesia y del Estado, después de la separación juarista del siglo XIX y de la educación pública reservada por los liberales, se fue dejando de lado la profesión pública de los cultos (la libertad religiosa fue aminorada) por considerarla ajena a los asuntos de la política nacional.

Algunos de los políticos mexicanos de la revolución, con una intención clara, desearon eliminar de tajo el catolicismo de nuestro país. La persecución religiosa de 1926, que llegó a su fin con los llamados “arreglos de 1929”, dieron una prueba dura de que México era un país católico y que se resistió a la prohibición de cultos, dicha época dio más de 25 mártires mexicanos.

Es un tema del hombre, el de la libertad de cultos y de creencias, por eso existe el “derecho a equivocarse”, donde soy capaz de escucharte y tratar de entenderte aunque no esté de acuerdo contigo, porque te respeto. Esta tolerancia religiosa, no existió por mucho tiempo en México, el ejemplo más claro está en la declaración del ex presidente Emilio Portes Gil, durante la celebración masónica del solsticio de verano en 1929, a pregunta expresa de que si la lucha contra la iglesia había terminado, contestó: “No, la lucha no ha terminado, la lucha es eterna, la lucha se inició hace veinte siglos”.

Cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y México, con Carlos Salinas en 1992, terminaba una época de franca oposición sin sentido, que llevaba lo más añejo del pensamiento pos revolucionario. Curioso, cuando el mayor número de católicos no militaban en el PAN, sino en el PRI. Es un derecho total, el de la iglesia, a través de sus órganos difusores, dar mensajes relativos a los practicantes sobre la vida pública, porque tiene fundamentos teóricos para hacerlos; los sacerdotes, obispos o laicos que hacen dichas argumentaciones deben hacerlo a la luz de la doctrina social, no dé En Estados Unidos, el clero siempre publica un documento en tiempo electoral

Dónde saca a relucir los temas sociales en los que los cristianos deben manifestarse, es un derecho. Y ¿sabe usted algo? nadie dice nada, porque saben que su derecho como de cualquier religión o asociación civil; en cambio, en nuestro país, la relación entre la Iglesia y el Estado ha estado marcada por muchos acontecimiento trágicos y fuertes que quizá han quedado en la memoria de los actores políticos.  Propias ocurrencias.

Como diría G. K. Chesterton, en el pasaje de la historia desde la Revolución Francesa hasta la Revolución Soviética: “Los hombres que empiezan a luchar contra la Iglesia por el bien de la libertad y de la humanidad terminan por abandonar la libertad y la humanidad, aunque sea sólo para seguir luchando contra la Iglesia”. Se cree que la Iglesia “maneja” a los fieles, esa no es una concepción cristiana, la

Persona elije el estilo de vida que le convence, el problema es que no lo conozca. Y en México, no se conoce el estilo de vida cristiano después de varias decenas de años, cuanto menos el estilo de vida democrático, en el que apenas comenzamos.

Al tiempo.

La pequeña línea: Cristina Bustamante

22 agosto 2009

BOGOTÁ, D.C. Col.- El mundo occidental moderno concibe los conceptos de política y religión como dispares pues, se supone, se ocupan de ámbitos totalmente diferentes de la vida de un individuo mientras la primera se extiende en el mundo terrenal, la segunda se ocupa de asuntos espirituales. Sin embargo, al analizar un poco el panorama mundial contemporáneo e incluso el devenir histórico occidental, el límite que separa al Estado de la Iglesia (no necesariamente la católica) pasa de ser un enorme muro a una tenue línea.

Un claro ejemplo histórico fueron las cruzadas, una serie de expediciones militares que tuvieron lugar entre los siglos XI y XIII de nuestra era. El objetivo explícito de dichas excursiones era el de reconquistar Tierra Santa, aunque realmente escondía deseos expansionistas de la nobleza feudal asociada con la monarquía para controlar el comercio en Asia. Aunque la época pueda parecer dista

La Revolución Francesa marcó un intento por separar la relación Iglesia-Estado, esta institución era el mayor terrateniente del país; fue así como se eliminó su facultad de imponer impuestos y se confiscaron sus bienes; estas medidas desembocaron en la sentencia de separación definitiva entre ambos poderes durante la tercera República. En Colombia, la Iglesia Católica no sólo opina, sino que también interviene en los asuntos del Gobierno. Por ejemplo, es una de las fichas claves en el caso del intercambio humanitario y la liberación de secuestrados. Además sus opiniones son de suma importancia a la hora de tomar decisiones legales; verbigracia en el caso de la polémica despenalización del aborto que hace un par de años tuvo lugar en el Este ejemplo de modelo laico fue seguido por el resto del mundo occidental, aunque la Iglesia continúo teniendo gran influencia en la sociedad. El difunto Papa Juan Pablo II apoyó personalmente al sindicato Solidaridad de Lech Walesa, en la lucha contra el comunismo en Polonia.

país, la Iglesia fue uno de los férreos opositores a la medida y creó todo un movimiento antiaborto a lo largo y ancho del territorio nacional. La religión ha sido tan influyente en el país que fue precisamente un sacerdote llamado Camilo Torres uno de los precursores de el Alrededor del globo terráqueo, la política y la

religión se vinculan, ya que el Estado y los feligreses son los mismos ciudadanos. Al ver con atención ambos poderes se observa una relación menos explícita en cuanto a sus características generales: ambas dependen del funcionamiento de una burocracia organizada jerárquicamente y dependen de cierta ideología. El problema en la concepción occidental es que se advierte el vínculo como perjudicial y se obvia que ambos son órganos que componen el sistema social, conocer los límites es lo importante en este caso. Ejército de Liberación Nacional (ELN); de hecho, Torres es una de las figuras emblemática de la agrupación con su frase “Si Jesús viviera, sería guerrillero”. Pero la influencia religiosa trasciende los límites del pasado y de América Latina. Un hecho que marcó la historia mundial y evidencia cómo la religión influye en hechos políticos, fueron los atentados a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, pues estos atentados con carga profundamente religiosa iniciaron la cruzada política de USA para “establecer una democracia en Medio Oriente”.

La reelección de Dios, de la indiferencia institucional a la creencia individual: César Mendoza

22 agosto 2009

Dios se ha vuelto a poner de moda, eso implica que esté de acuerdo a la época que estamos viviendo, cumpla los requisitos del mercado y cumpla la satisfacción, no siempre completa pero sí suficiente, de todos aquellos que quieran adquirir uno de estos productos. Por supuesto, sus vendedores han realizado una serie de presentaciones que estén al alcance de todos. Los hay compactos, light, familiares, con accesorios incluidos y bestialmente personalizados. Actualmente vivimos, una indiferencia a la religión, a ir a la iglesia, y una creencia en el Dios individual, aquel que no hemos visto, que la razón y secularización moderna niega y que a la vez permitió.

De la muerte de Cristo a la muerte de Dios

Corrían los años antes de Cristo, cuando él ya caminaba y todavía no sabía que se iba a morir poco tiempo después -¿por qué nadie le dijo? ¿no tenía visión prospectiva o le gustaba más la crucifixión para ser historia? Cristo, terminó y comenzó una época que marcó – y marca- una cosmovisión de vida. La aparición de este personaje de la historia bien puede narrar la lucha de un verdadero revoltoso y luchador social, no tanto por lo más justo (porque ¿qué es lo más justo para todos, hoy, en una democracia?) pero si por todo aquello que él y sus seguidores creían justo. Al igual que la mayoría de los movimientos sociales, los partidos políticos y la misma sociedad, la fundación de Cristo, el cristianismo, terminó fragmentándose poco a poco, hasta permitir que otras cosmovisiones lograran equilibrar su fuerza con los creyentes

Ha sido la modernidad, que tiene como antecedente la fractura en la iglesia católica y la corrupción que se vivía en ella, encabezada por los papas, la que ha permitido que se deje de culpar, esperar soluciones a los problemas del hombre y forma de vida desde ‘quién sabe dónde’, transmitida por medio de sus representantes en la tierra, los sacerdotes, la que ha logrado que el hombre decida por él y para él, si es que quiere hacerlo Los problemas humanos con la llegada de la modernidad, ya no esperaban por un comunicado, un ‘mensajito’, un e-mail y un ‘le estamos atendiendo’ para poder resolverse. La razón, los avances científicos y la indeterminación democrática para permitir la existencia de diferentes formas de vida que no violen la libertad de elección de terceros para vivir como quieran, como la ‘libertad individual’ para adscribirse a cualquier grupo social, como son las religiones, y practicar y promover, sus puntos de vista, dogmas y – otra vez – forma de vida. La religión y la creencia en Dios no desapareció con la modernidad, comenzó a ocupar un nuevo lugar en el entramado social: el espacio privado donde el ser humano escoge en qué creer o cómo dirigir su vida. Ahora ya no se trataba de decir todo en base a los principios que ésta planteaba, sino en los acuerdos que los individuos pudieran realizar entre ellos pudiendo partir de principios y normas religiosas para mantener una postura pública o no partiendo de ellas.

En conclusión, el proceso de secularización del Estado, y con ello de la política, ha permitido que no se parta de tradiciones inamovibles y fundamentalista -en muchos casos-, para que la sociedad tome una dirección o vaya hacia un nuevo estadio. En otras palabras, la salida formal de la iglesia del poder político, ha permitido que ésta sea un poder terrenal decidido por todos los participantes: los seres humanos. En cierto sentido, esta limitante ha provocado lo que se conoce como la ‘muerte de Dios’, que bien puede ser entendida como ese periodo en el cual la religión pasó a ser una mera elección del ser humano para su vida privada y desde la cual, muchas veces, parte para actuar en público.

La modernidad, con el asesinato de Dios, provocó que el miedo y el temor que implica que el hombre se haga responsable de sus actos y que el perdón no esté en manos de un ser ‘divino’, sino en la de sus iguales, trajo que la secularización existiera en el espacio público para que toda creencia pudiera existir pero, no logró e impidió que las decisiones públicas dejaran de ser tomadas desde principios acientíficos o razonables. Con ello queremos decir que Dios no murió, simplemente fue encarcelado en los hogares, en nuestro caso, de la mayoría de mexicanos. Lo preocupante es que, en los últimos años, Dios comienza a repercutir constantemente en el espacio público, no para respetarlo, sino para intentar adueñarse de él, sus nuevos soldados, que parecen recibir órdenes de un secuestrador preso con celular 3G, han realizado actos tan fundamentalistas, como los del sector que los combate, que han comenzado a dañar la secularización política.

La caída en las preferencias de la iglesia, el ascenso de Dios

El mismo avance democrático y la comodidad consumista del individuo han provocado que las religiones, entendidas como esas instituciones que tienen edificios, un orden jerárquico y leyes que respetar, vayan perdiendo poco a poco peso social. En parte, a lo mejor como causa menor, esta devaluación se ha debido a la razón y el avance que ha provocado en la ciencia y ésta en la tecnología.

Aun así, en el ir y venir de las decisiones sociales colectivas, la iglesia sigue teniendo un peso respetable. Aunque en el caso mexicano, como en el mundo occidental, las distintas iglesias, porque desde la reforma luterana no han dejado de aparecer iglesias y religiones, se han ido humanizando poco a poco, esto como una devaluación, ante sus fieles y la sociedad en general, de lo divino: los religiosos, les guste o no les guste, no dejan de ser humanos, llenos de defectos y lujuria. El caso de los sacerdotes pederastas de la iglesia católica en todo el mundo, ha demostrado que desde hace años han dejado de ser un ejemplo de moral privada y pública. La credibilidad de la institución eclesiástica está por los suelos y, al mismo tiempo, demuestra, a pesar de estos actos, que sigue siendo un orden de peso supranacional en todo el mundo. En vez de hacer justicia por los actos que sus integrantes han realizado en terceros, las iglesias los han protegido. El caso del padre Marcial Maciel, violador de menores y padre de una hija por lo menos contradictorio a lo que dice su celibato sacerdotal, viene a demostrar que la santificación de ‘Santos’ ya no llena el ojo del creyente, que este, en vez de acercarse a la iglesia, se ha alejado para profesar su fe y creencias en su espacio privado.

El último caso investigado, trasmitido, narrado y publicitado de un caso bochornoso, deleznable y violador de las leyes mexicanas, se ha presentado en una congregación cristiana, donde sus integrantes, en nombre de Dios, del camino del bien, de la trascendencia en la otra vida, de estar de lado de los buenos, se dedicaban a robar niños y terminar con familias. Poco a poco iban doblegando a la madre o el padre para que entregara a sus hijos y fueran educados bajo los principios autoritarios, fundamentalistas y de la verdad única que su grupo religioso ostentaba, ‘Casitas’ es un caso de muchos, donde las Iglesias, como instituciones, demuestran que saben jugar bien el juego político pero, nunca, seguir los principios que las mismas proponen: la verdad de Dios es única, su interpretación sólo nuestra, atentamente, la Iglesia que usted quiera

He ahí que éstas, en su afán de no perder poder social, ni simpatizantes, ni militantes, también, han decidido ablandar sus propias leyes, primero para sus integrantes y después para sus feligreses, y han promovido el amor a Dios -el mismo siempre en todas las religiones- light: como se pueda, cuando se quiera y sin asistir al templo every day: los actos religiosos no tienen ninguna congruencia con el discurso y sólo están sirviendo, en la mayoría de los casos, para evitar el razonamiento de sus feligreses.

Hoy en nombre de Dios, las muertes están al día, las violaciones igual (véase caso Marcial Maciel). La Iglesia ha dejado de ser, desde hace tiempo, esa institución eclesiástica, en su base y lugares intermedios que intentaba promover los valores de la libertad y la igualdad, hoy prefiere los campos de golf, las fiestas happy – sex – happy privadas, los pueblos alejados donde sigue retando al poder político y ocupando a los sumisos siervos como carne de cañón para promover cierta ‘transición’ democrática; aunque cuando esto suceda, la elección del modelo de vida en cada ciudadano tendrá como principal rival a la iglesia católica. La iglesia ¡vive! Y Dios se reelige como el ‘jefe de jefes’, sólo, esta vez, en el modelo que se acerque a sus necesidades: ¡llévelo!, ¡llévelooo!, ¡le hace el milagrito!.

Una democracia muy Pía: Rodrigo Sandoval Araujo

22 agosto 2009

BOGOTÁ, DC. Col.- Es difícil encontrar un rasgo característico de todas las democracias latinoamericanas diferente a la triste realidad: están atravesadas por la religión católica. Desde el comienzo los liberales de todo el continente querían crear Estados laicos, al puro estilo francés, y los conservadores abogaron por mantener las viejas estructuras españolas en las que la Iglesia Católica jugaba un papel fundamental

La discusión se mantuvo casi sin cambios hasta bien entrado el siglo XX. En algunos países los jesuitas fueron expulsados, con razones más económicas que políticas. Algunas constituciones como la de 1863 en Colombia separaron los poderes civiles y religiosos por completo, sin embargo, ese avance se vio truncado por la Constitución de 1886 que rezaba: Colombia es un país Católico. La verdadera separación vino con la revolución mexicana, que en 1917 dio paso a una organización estatal bastante laica.

Entre 1930 y 1950, cuando en casi todos los países dieron derechos civiles a las mujeres la Iglesia jugó un papel muy importante en contra del derecho al voto o el acceso a la educación femenina. En Colombia, por ejemplo, los liberales estaban en contra del voto femenino porque decían que las mujeres votarían de acuerdo a los requerimientos de los curas; al mismo tiempo, los conservadores no apoyaban el voto para seguir los lineamientos de la Iglesia.

En el proceso de democratización que comenzó en los 80 y se extendió hasta entrada la década de los 90, la Iglesia jugó un papel bastante pobre. Por un lado, su influencia política se vio minada por unas sociedades más liberales y mejor educadas que no estaban interesadas en volver a la política decimonónica. También, es imposible negar el impacto social y cultural de 400 años de adoctrinamiento de los ciudadanos de las naciones.

Así, las nuevas constituciones o las reformas constitucionales se pensaron en un marco de protección de derechos y separación total del Estado y la Iglesia. Sin embargo, son pocos los países en los que se ha legalizado el aborto (en la mayoría es una cuestión de pocas excepciones legales), tampoco se han legalizado las uniones civiles entre homosexuales (en Panamá y Costa Rica la sodomía sigue siendo un delito), mucho menos ha tenido lugar un verdadero espacio donde los jerarcas de la Iglesia no intervengan en política o en asuntos sociales de los países.

En el ámbito social la Iglesia sigue jugando un papel preponderante, muchos colegios y universidades de las élites locales siguen siendo propiedad de las comunidades religiosas.En muchos lugares la Iglesia sigue teniendo una gran influencia en asuntos económicos y en desarrollo social. También se ha vuelto popular que los sacerdotes hagan política partidista, aunque muchos curas estaban acostumbrados al proselitismo desde el púlpito. Un ejemplo claro de esto es el obispo y presidente de Paraguay Fernando Lugo. Otras organizaciones ultra católicas han promovido campañas presidenciales como la de José Galat en Colombia

En la segunda mitad del siglo XX también llegaron a América Latina con fuerza los movimientos episcopales que lograron un lugar importante en la sociedad, principalmente en grupos indígenas, clase media y en las barriadas pobres. Las nuevas congregaciones religiosas se convirtieron en fuerzas políticas influyentes en muchos países. En Colombia el Movimiento ‘Mira’ es una de los partidos más importantes del país, sus seguidores votan religiosamente por las más importantes figuras del partido, entre ellas la polémica senadora Alexandra Moreno Piraquive y el popular concejal de Bogotá, Carlos Baena.

El problema con los religiosos que juegan a la política es que ellos se sienten con una ‘conexión’ directa con Dios. Mejor dicho, para ellos la palabra revelada está en la Biblia y muchos creen que todo lo que dice la palabra divina debe ser usada al pie de la letra a la hora de crear legislaciones o manejar los dineros del Estado. Es por eso que en muchos países sigue siendo ilegal practicar interrupciones voluntarias del embarazo, las políticas LGBT(Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans) son inexistentes y las oficinas estatales están dotadas de una importante cantidad de cruces, relicarios e imágenes de santos.