Aniquilar el activismo
CIUDAD JUÁREZ, Chih.- Mi abuelo, un burócrata de los años cuarenta, al cuestionarle por qué trabajaba como político me contestó: “por un lado la política es como las mujeres, un día son amables contigo, al otro te tratan como si fueras el huarache, con los pies; sin embargo no dejas de quererlas y apasionarte por como son”, riéndose sonrió, por un momento pensé que se retiraba de la habitación donde nos encontrábamos, pero no, volteando la mirada hacia mí me dijo: “aunque también la política es como los embutidos, más vale no saber cómo se hacen” a risa suelta, ahora sí se retiró de la habitación. La política puede ser la pasión más sagrada para unos, pero una completa pérdida de tiempo, corrupción y perdición para otros (al menos en nuestros días).
Vale la pena destacar que los tiempos cambian, la historia se vuelve el péndulo al que refiere Agnes Heller, ese péndulo de la modernidad en el cual su vaivén revierte todos los procesos sociales. En un momento el péndulo apunto hacia la crítica y el pasionamiento por la emancipación, el carácter del joven se tornaba de lo más ideológico posible, actuaba bajo su propia conciencia de líder, el joven de la década de los sesenta hacía notar el reproche hacia las actividades mal intencionadasde sus autoridades, de su entorno, de la parte que le correspondía como individuo de una sociedad. Vaya que los tiempos han cambiado.
Pero dónde se apagó este carácter o interés participativo, Rodríguez y Dabezies sugieren que “…en este tipo de visiones se supone un escaso apego de las generaciones jóvenes a las formas políticas democráticas vigentes (1990:263)”. El resultado es claro: la posición de las jugadas políticas de la época son tan poco atractivas, que los jóvenes prefieren ni siquiera pensar en ellas. Para el caso mexicano en específico, es de notarse que en las dos últimas décadas los movimientos políticos en nuestro país han ofrecido un panorama poco alentador. Me refiero a pésimos procesos electorales (1988 y 2006), el asesinato de un candidato presidencial totalmente carismático (Luis Donaldo Colosio), por mencionar los de más relevancia. Pero ¿qué entendemos por participación política? Es necesario saber que la participación política no es necesariamente la praxis política, son dos conceptos totalmente distintos. Por un lado uno puede ser participante político desde la visión del activismo, mientras que la praxis política sugiere a un cargo dentro de la esfera de gobierno.
La participación sugiere muchos factores englobados entre sí, lo social-económico por una parte y el entorno político por otra. En México se gesta una etapa de transición que para pocos es benéfica, un deterioro de la atención del gobierno a los ciudadanos es quizá el mayor de los reproches, no tan solo de los jóvenes, sino de la mayoría de la sociedad. Tanto el gobierno como los partidos políticos no encuentran la forma de alentar a los jóvenes para que se acerquen a las urnas(1). Antes tenía la idea de que los jóvenes que militaban en un partido político perdían el tiempo (después de haberlo hecho por más de cuatro años y varias campañas políticas), estaba completamente seguro que uno no lograba nada al estar en ese tipo de instituciones. Después comprendía que es posible que dos elementos se contrapongan a la idea de la militancia partidista, la familia y la sed de justicia social, ambas totalmente válidas.
En el año 2008 colaboré dentro de un proyecto de investigación auspiciado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y financiado por el Instituto Estatal Electoral de Chihuahua, el cual se denominaba “Causas del abstencionismo en Ciudad Juárez y propuestas de política pública electoral”. El hecho era, que tanto el IEE de Chihuahua como el Gobierno del Estado estaban interesados en saber por qué esta población fronteriza era la ciudad con más alto nivel de abstención electoral a nivel nacional. Era evidente que un cúmulo de factores podrían saltar a simple vista sin la necesidad de entablar un proyecto de investigación costoso y tardado, el objetivo era teorizar de cierta manera dicha acción.
De manera personal quise conocer más de cerca las razones, motivos o circunstancias que los orillaron a no votar en la última elección o simplemente dejar de hacerlo desde hacía ya un tiempo atrás. En conclusión los jóvenes juarenses no votaban, o no estaban interesados en hacerlo, por la desconfianza en las instituciones y el mal manejo de los recursos dentro de los órganos de gobierno(2). Este punto de vista podría ser un pensamiento general de la población juvenil mexicana. El proyecto que terminó y una conclusión vale la pena destacar: el abstencionismo es una forma más de participación política, entendida como el derecho de no sufragar a favor de un candidato, propuesta, partido o coalición, por las razones que el mismo (ciudadano) sugiera.
Un estudio relevante realizado en Chile titulado “Análisis de la participación política de los jóvenes” da a conocer datos interesantes sobre el pensamiento de los jóvenes hacia el entorno político en ese país. Entre las edades de 18 y 29 años, se comparten muchos pensamientos entre los chilenos y mexicanos, pero quizá uno de los puntos más relevantes de este estudio, es que los jóvenes chilenos indican que podrían acercarse a las urnas y sobre todo al entorno político si el voto no fuera obligatorio(3).
En un país como México, donde de cierta manera se actúa para ciertos criterios con aires democráticos, es necesario revalorizar lo que se está haciendo como tarea política, con el fin de recuperar la confianza (hace tiempo ya perdida) no sólo de los ciudadanos jóvenes sino de la población en general. Campañas como “Si no votas no te quejes” no sirven para nada, al contrario alejan al votante, el voto es un ejercicio libre. El gobierno está obligado a promover y respetar los tipos de participación que la misma ciudadanía proponga, no podemos quedarnos con las manos cruzadas, de hacerlo aniquilaríamos el activismo.
—–
*Estudiante del Programa de Maestría en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
1. Quizá sea la única forma de participación favorable para su conveniencia
2. La relación existente es de un jóven votante por cada diez abstencionistas
3. Cabe destacar que Chile implementó esta ley, en la que el ciudadano tiene la libre decisión de inscribirse en el padrón electoral, teniendo como obligación acudir a las urnas cada vez que se presente una elección, de lo contrario se haría acreedor a una sanción por parte del gobierno.